La Odisea del padrón en La Karakol

Empadronarse es un derecho a la par que un deber. Un deber para que las administraciones de las ciudades puedan tener un mínimo registro de quienes vivimos en ellas. En teoría, para cumplir con ese requisito que se te exige se deberían dar facilidades, sin embargo, muchos gobiernos locales como el de la ciudad de Málaga se empeñan en obstaculizarlo, así que en la práctica empadronarse se vuelve en una titánica lucha. Y eses empadronamiento es la llave a ser reconocido como ciudadano y acceder a unos mínimos derechos.

Me lanzo a contar mi caso, a sabiendas tristemente que no es excepcional, que se cuentan por miles las personas que estamos en esto que le llaman “en riesgo de exclusión social” y que compartimos “batallas” contra la burocracia del padrón, que es la primera barrera para poder acceder a cualquier tipo de ayuda y por tanto para poder abastecernos de lo más BÁSICO.

Antes de seguir leyendo, aviso a navegantes: La cruz de este periplo no la habría podido sostener si no fuera por la gente de Zambra, de Stop Desahucios, PAH Málaga, CGT... y otras muchas que me ayudaron cuando estaba perdida, sin aliento o en la desesperación. Por eso en algunos momentos paso de la primera persona del singular a la segunda persona del plural.

Desde hace 8 años estoy empadronado en el famoso distrito de Palma-Palmilla, del que soy orgulloso, feliz y critico vecino. En general he ido pudiendo sacar adelante la vida con trabajos puntuales, con economía informal y he podido comer, vestir, dormir con un techo... gracias a la solidaridad de gente amiga, cercana y querida. Hasta que un día se hizo insostenible la situación de precariedad y me fui a vivir a una casa okupada. Era consciente de lo que hacía, sabía que era del Banco Popular (Actualmente Banco Santander) y que por tanto no estaba dañando a nadie, sino que de alguna forma estaba acometiendo un acto de justicia, pues esos bancos han sido rescatados con dinero público, son opacos en sus negocios financieros, y especulan con las viviendas de la gente más humilde.

Me quise empadronar bajo la fórmula de “en riesgo de exclusión”. Vino la policía a constatar que vivía acá, vino en reiteradas ocasiones, no siempre con buenas formas. También acudieron para que el banco pudiera presentar la denuncia. Acudí a los Servicios Sociales, para que tuvieran constancias de mi situación. Un vía crucis. Siento hacer de spoiler pero me temo que hasta la fecha no me han sido de gran ayuda. En la primera cita que tuvo lugar hará 3 años parecía que todo se quedaba arreglado, que harían algún tipo de informe, que ese informe podría facilitar mi empadronamiento y también que el banco tuviera algo de “clemencia” para ofrecerme un alquiler social.

Dejé pasar el tiempo, consciente de que las cosas de “palacio van despacio”, y a los meses, no tenía respuesta del empadronamiento, resultaba que faltaba el informe de Servicios Sociales. A la nueva trabajadora social que tenía asignada, no le constaba ninguna cita mía previa, la anterior se había marchado de allí para siempre, cubría una baja. La Trabajadora Social acudió a mi casa, me hizo las preguntas de rigor y ¿Que paso? NADA.

Tuve el juicio por lo penal. Lo ganamos, lo perdieron. Los bancos no conocen la “piedad” así que se negaron una vez tras otra a negociar conmigo alguna solución que no fuera judicial y el banco volvió pronto al ataque esta vez por la vía civil. Acudí de nuevo a Servicios Sociales. Me dijeron que sin petición de un ente superior no me podían hacer ningún informe y que lo que es del “padrón” pues al “padrón”. Así que investigamos un poco más y descubrimos que era oficial algo que me decían como “off the record” que es que existen una serie de criterios para empadronar por “exclusión social” entre los que se encuentra uno realmente surrealista, bizarro cuando no absurdo, “NO te puedes empadronar por exclusión social, si tu anterior vivienda se encontraba en el mismo distrito”. ¿La lógica? No la sé. ¿Obstaculizar? O habría que preguntárselo al político de turno lumbreras del ayuntamiento. La única opción que quedaba para empadronarme donde REALMENTE VIVO era empadronarme en la casa de un amigo en otro distrito y de ahí volver a intentar empadronarme en la casa donde vivo desde hace 4 años. Y así lo hice, pero... resulta que vino el Covid-19 y ahora no puedo empadronarme.

En el macabro juego del hambre, hay un tercer elemento que hasta ahora no había nombrado el Instituto Municipal de la Vivienda que tampoco me tiene en cuenta para sus “ayudas públicas” porque no estoy empadronado y porque tampoco tengo informe de la trabajadora social. Tres Áreas del Ayuntamiento de Málaga, descoordinadas, echándose responsabilidades unas a otras y mareándome. ¿Por qué digo esto? porque todas estas trabas burocráticas me pueden hacer perder injustamente la tan necesaria ayuda económica, porque el amigo que me ha dejado empadronado cobra algo más de lo que determinan ellos que se debe cobrar para recibirla. No tengo nada en contra de las currelas, personas que se ganan la vida y que ponen todo de su parte, pero que sé de alguna forma terminan siendo parte de en una terrible maraña burocrática Una verdadera telaraña para las personas que nuestras vidas atrapadas en la precariedad penden de un hilo tan fino como es el padrón, un informe, un documento o el trámite de una ayuda.

Actualización a 31 de Agosto del 2020

Me han denegado el empadronamiento por exclusión social alegando que este tipo de empadronamiento es para personas “que no están empadronadas”. Una vez más el ayuntamiento alude al empadronamiento como una especie de “privilegio” y no como un derecho. Y se saca un argumento de la manga que no esta ni en sus propias “normativas internas”.

Me han hecho desempadronarme, quedarme por un tiempo en un limbo sin empadronamiento, para volver a intentar empadronarme en el sitio que llevo 3 años viviendo. Solo espero que esto no afecte a mi petición para el cobrar el Ingreso Mínimo Vital.

Como dije al principio cuento mi caso pero me temo que somos muchísimas las personas que estamos sufriendo estos malos tratos institucionales y estos agravios.

Karakol

Por eso si has tenido más caso como este en la ciudad de Málaga y quieres que nos hagamos eco de ellos o proponernos algún tipo de acción escríbenos a Zambrainiciativas@gmail.com o al teléfono 649658956 (Say).

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