Palabras

Letras de esperanza a mis compañeros machistas

En un día como hoy, en el que las mujeres aflojan las mordazas hasta convertirlas en tela transparente, en el que las voces, cánticos y lemas feministas resuenan y ocupan las calles tantas veces negadas a la lucha, donde las pisadas son más firmes y seguras que nunca, las miradas cómplices envueltas en dolor y alegría son reconocidas y acompañadas, donde el miedo es expulsado con fuerza al aire con cada puño que se alza… En este día, compañeros masculinos, ya que nos creemos merecedores de hablar y ser escuchados en cualquier momento, en cualquier contexto y en cualquier situación, siento que tenemos que gritar a los cuatro vientos uno de nuestros secretos más oscuros y difíciles de asimilar. Compañeros, somos machistas.

Como en las terapias, el primer paso en reconocer el problema. Y el problema es que el patriarcado recorre nuestras venas y arterias, alimenta nuestro ser más profundo y nos convierte en piedrecitas, en muchas piedrecitas que forman un muro tan férreo, tan lleno de miedo y de inseguridades que nos impide ver, tocar y sentir que hay al otro lado. No tengamos ninguna duda, no sintamos miedo, aceptemos el dolor de sabernos machistas. El camino a otro lugar empieza por reconocer el andado durante tantos años…

Compañeros, el machismo es como una pirámide, como un iceberg: lo observable de manera clara sólo lo encontramos en la cúspide, pero la base, el andamiaje que realmente sustenta toda la estructura, toma el disfraz de lo sutil, de lo común, de lo socialmente aceptado. Y es que esa palabra tan extraña, el patriarcado, lleva moldeando nuestro alma durante muchas generaciones.

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